Tras el establecimiento de un obispado alrededor del comienzo del siglo cuarto, la ciudad experimentó periodos turbulentos bajo el gobierno ostrogótico, durante el cual la ciudad estuvo a menudo afectada por la guerra entre ostrogodos y bizantinos por el control. La ciudad estuvo alternativamente bajo uno y otro mando, ya que los contendientes ganaban el gobierno a través del asedio y lo perdían de nuevo. Esto pudo haber sido la causa de que la población decayera a menos de 1.000 habitantes.
La paz volvió durante el gobierno Lombardo en el siglo VI. Conquistada por Carlomagno en el 774, Florencia entró a formar parte del ducado de Toscana, con Lucca como capital. La población volvió a crecer y el comercio prosperó. En el año 854, Florencia y Fiesole se unieron en un solo condado.
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